Ríos salados que nacen de verdes torbellinos,
se desplazan por rosadas montañas
y desembocan en la suavidad de una almohada.
Recuerdos que se diluyen en el café de la mañana
y para endulzarlos se añade azúcar.
Recuerdos, café y azúcar
en el mismo vaso se juntan,
pero son imposibles de mezclar.
Será por eso que nunca tomé café.
Pasa el día sin ríos,
se han vuelto invisibles
o es que nadie los quiere ver.
Remolinos sin agua
hasta que llega la próxima madrugada.
Un rayo surca el cielo,
una imagen sacude mi mente.
Fuera llueve y huele a mar.
Dentro todo es tranquilidad.
Pero la noche vuelve.
Lágrima sobre lágrima
hasta que terminó la madrugada.
Lágrima sobre lágrima
que sólo la Luna verá
se desplazan por rosadas montañas
y desembocan en la suavidad de una almohada.
Recuerdos que se diluyen en el café de la mañana
y para endulzarlos se añade azúcar.
Recuerdos, café y azúcar
en el mismo vaso se juntan,
pero son imposibles de mezclar.
Será por eso que nunca tomé café.
Pasa el día sin ríos,
se han vuelto invisibles
o es que nadie los quiere ver.
Remolinos sin agua
hasta que llega la próxima madrugada.
Un rayo surca el cielo,
una imagen sacude mi mente.
Fuera llueve y huele a mar.
Dentro todo es tranquilidad.
Pero la noche vuelve.
Lágrima sobre lágrima
hasta que terminó la madrugada.
Lágrima sobre lágrima
que sólo la Luna verá
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