“Sentimientos, sensaciones, instantes…eso es el Claro de Luna, un lugar en el que todo, absolutamente todo, es posible.”

sábado, 29 de noviembre de 2008

Duerme ciudad, duerme




Duerme ciudad, duerme,
tú que ayer viste mis primeros pasos,
hoy soy yo quien te arropa.

El autobús no espera a nadie,
ya lo sabes bien,
y mientras avanza chirrían
las ruedas de goma gastada.

Tantas veces ha hecho el viaje…
y la primera vez que lo hago yo.

El miedo galopa hasta mí,
pero yo no quiero hacerle caso
y llegan a mí los recuerdos,
las imágenes de cómo tú,
en tus tierras cultivaste
mis dos primeras sonrisas:
una por escuchar las caricias
entre tierra, mar y puerto
y otra al saber que,
fuese donde fuese,
cuidarías de mí a través del viento.

Hoy duerme ciudad, duerme
que mis sueños descansarán
sobre tus farolas mientras
no termine esta noche.

Sal al ancho mar, ese que
te arropa cada día, pues
las olas te esperan ya
para cuidar de tus marineros.

Y una vez allí, no mandes
gaviotas a buscarme
porque allá donde voy,
sus voces no llegan
y no podrán encontrarme.

Siempre sabré que has sido
la más bella ciudad
que nadie pueda conocer,
la única a quien perteneceré
y a quien dejo esparcida
la ilusión que nace al crecer
para que la custodies
y nunca pueda morir.

Pero si algún día Saturno
te traiciona y arrebata
esa hermosa silueta
de mar, puertos y montañas,
no desesperes que yo
la retendré en mi mente
sin importar donde vaya.

Durante esta apacible noche,
duerme ciudad, duerme
que mañana cuando amanezca
te oraré con otro nombre.