“Sentimientos, sensaciones, instantes…eso es el Claro de Luna, un lugar en el que todo, absolutamente todo, es posible.”

domingo, 22 de febrero de 2009

Querido Corazón

Todas las calles yacían oscuras y silenciosas, hacía ya varias horas que nadie las perturbaba, hasta que unos débiles pasos se escucharon rumbo a la plaza. La figura difuminada por la noche no tardó más de cinco minutos en alcanzar un enorme edificio de piedra, en el que se paró y se arrodilló en las escaleras que lo presidían. Hasta ese momento las calles no se habían dado cuenta que la mujer sujetaba entre sus brazos un bulto, que acunaba sin cesar, pero que en cuanto llegó a las escaleras, lo dejó con mucho cuidado sobre estas. Rápidamente se inclinó sobre él e intentó decir algunas palabras que le resultaron completamente imposibles de pronunciar, ya que los sollozos le provocaban continuos estragos en la garganta. Se levantó aún mirando por última vez el fardo que dejaba allí y comenzó a andar por la misma calle que había aparecido, hasta que no pudo contenerse más y echó a correr, para que su tentación por volver a la plaza se esfumase junto con el ruido de sus zapatos.

Dentro del pequeño fardo comenzó a despertarse un pequeño corazón que no tardó en revolverse asustado. Sus ojitos fluctuaron por todo el paisaje que sus pupilas eran capaces de percibir, hasta que allí, al lado de la manta que le envolvía, encontró una carta, con letra muy cuidada, dirigida a él.


"Querido corazón,

Sé que en cuanto abras el sobre que contiene estas frases y descubras que lo he escrito yo, mirarás a un lado y al otro de forma frenética con la esperanza de encontrarme, y que pueda sacarte de la confusión, pero lo siento, para cuando leas esto yo ya estaré muy lejos de aquí.

No puedes ni imaginarme lo difícil que ha sido tomar esta decisión, aceptar que lo mejor para ambos es que estemos distanciados, pero al final lo he hecho. No puedo seguir vagando por el mundo mientras seas el cajón en el que se atrincheran todos los sentimientos porque resulta terriblemente complicado sacarlos de ahí, y duele. Duele cada vez que bombeas, junto con la sangre, una nueva dosis de enrevesados sentimientos; sobre todo cuando son esas sensaciones que alguna vez fueron reflejo de mi felicidad, pero que tú te sigues empeñando en enseñarme. Crees que esas imágenes y voces darán inicio a una cascada de sonrisas y una euforia incontrolada, pero te equivocas, no te das cuenta que cada vez que intentas alegrarme así consigues que duela aún más. Y entonces tú recibes y guardas esa tortura y, obedeciendo a tu deber, haces que cada parte de mi ser se de cuenta de lo que estoy sintiendo.

No me tomes por cruel, querido corazón, sabes mejor que nadie los buenos momentos que gracias a ti he podido conservar durante tanto tiempo, pero es que me dueles, me acuchillas, me matas, sé que no es tu intención, aunque igualmente atormenta.

Es irónico, lo sé, la vida en todos sus sentidos es completamente ilógica sin un corazón y sin embargo me siento incapaz de seguir mi camino contigo a cuestas. Por eso hoy, aquí, se separan nuestros caminos. Espero que logres encontrar otro dueño, alguien que sólo tenga buenos sentimientos y jamás te lastimes, que te conviertas en un precioso cajón de alegrías y que palpites con toda la energía del mundo. Yo, en cambio, seguiré mi rumbo indefinido, sin sentido ni sentimientos, puesto que te los dejo todos a ti, yo no los quiero y tampoco podría guardarlos.

Quizá hubiese sido menos doloroso explicarte esta misma carta en persona, pero de haberlo hecho, sé que hubiese sido incapaz de alejarme de ti.

Ya es hora de irme, pequeño corazón. Ahora duele, pero a medida que mis pasos se distancien de ti, se irá rompiendo el vínculo que une a todo cuerpo con su corazón, hasta que sólo me quede la fría lógica.

Espero que algún día puedas perdonarme."


1 comentario:

maria varu dijo...

Qué hermosa alegoría Clair.
Ojalá pudiéramos hacerlo en algunas ocasiones. Hay momentos de nuestra vida en que quisiéramos desprendernos de él, olvidarlo, apartarlo de nuestro pensamiento... pero cuando esa época pasa, cuando la tristeza y el dolor queda atrás... ¿te imaginas? no gozar de sus latidos, de sus pálpitos, de esas "dosis de sentimientos"...
La vida no sería la misma... la vida no tendría ningún color.

Es bueno llevarse bien con él y aceptarle tal cual es.

Un abrazo Clair.

María