“Sentimientos, sensaciones, instantes…eso es el Claro de Luna, un lugar en el que todo, absolutamente todo, es posible.”

domingo, 20 de abril de 2008

A mi querida amiga

Ayer volvió a quedarse en casa a dormir, lleva ya un tiempo haciéndolo. Hace bastante que nos conocimos y, pese a que ella es mucho mayor, no tardamos en caernos bien. Desde entonces se queda en mi casa casi siempre

Por las noches prefiere dormir conmigo, a mi lado y me rodea con sus brazos hasta que amanece. Ella dice que me abraza para protegerme, para que nadie pueda pensar siquiera en hacerme daño. Y por las mañanas siempre está ahí con los ojos ya abiertos, no sé si se despierta antes que yo o si es que no duerme. Pero yo me levanto antes que ella para preparar el desayuno, siempre para dos porque sé que ella llegará de un momento a otro para compartirlo conmigo, igual que compartimos todo.

Desde que la conozco es la única que nunca se ha separado de mí. Estamos juntas en todas partes desde que me levanto hasta que vuelvo a dormir, cada día y sin excepción. No está mal tener siempre a alguien cerca a quien poder contarle lo que me pasa, que me escucha en silencio y espera a que termine antes de dar alguna opinión. Opiniones que siempre son sinceras y objetivas, además con ellas consigue desempañar todos los cristales en los que siempre veo buenos reflejos, ella se encarga de que vea todo tal y como es en realidad y sin ningún tipo de adorno o mentira. Es ella la que, cuando estoy de espaldas, bebe de mi vaso para que al darme la vuelta lo vea medio vacío.

No se puede negar que es demasiado buena conmigo, es difícil encontrar a alguien así. A veces se ausenta unos minutos, puede que incluso días, pero ambas sabemos que acabará volviendo, siempre lo hace. Dice que me quiere demasiado como para abandonarme y yo sé que eso es cierto porque no hace más que demostrármelo día tras día.

Esta noche saldremos seguramente. Habrá dos asientos ocupados en el tren, uno por mí y otro por ella. En cualquier bar habrá que pedir dos copas, una para mí, otra para ella. Y al ir a cenar habrá que reservar una mesa para dos, una en la que quepamos mi soledad y yo.

1 comentario:

maria varu dijo...

Querida Clair, este relato me recuerda a mi primer comentario en tu blog, "Carta a la Señorita Soledad" en la cual creo recordar que te despedías de ella. Veo que aún no lo has hecho.
Hay amistades que duran toda la vida, pero me parece que ésta es un poco absorbente, quizás deberías darle unas vacaciones.
¡Anda amiga!, decídete y concédele un descanso.

Un abrazo.