“Sentimientos, sensaciones, instantes…eso es el Claro de Luna, un lugar en el que todo, absolutamente todo, es posible.”

miércoles, 10 de octubre de 2007

Carta a la señorita Soledad

Querida Soledad:

Hace ya varios años que te presentaste en mi puerta y sin ni siquiera haberte invitado decidiste pasar y acomodarte aquí. Ha pasado mucho tiempo desde entonces, pero aún sigues viviendo conmigo, apoderándote de mis días, de mis noches, de mi vida. Una vez más, ayer, apareciste por la noche, te quedaste hasta la madrugada e incluso te adueñaste de mi cama desde la que me mirabas con tu jocosa sonrisa. Conseguiste que confundiera con un susurro el leve viento que soplaba allá fuera, pero no, no había nadie, eras sólo tú. Llegó mi desesperación, te burlabas de mí pues ya sé que estoy perdido.

Nunca pensé que le pediría esto a nadie, pero márchate, abandóname a mi suerte sea cual sea. No puedo vivir viendo cada mañana tu figura tras de mí al limpiar el vaho del espejo. Siempre estás ahí, expectante, como si fueses una sombra y tu único cometido observarme. Cada mirada amenazante, recordándome que pasaré el resto de mis días encadenado con unos grilletes que ni siquiera tienen cerradura y haciéndome entender que jamás me libraré de ti. Y da igual que te suplique incluso de rodillas que me dejes, no importa si lo grito hasta que me tomen por loco, tú no contestas, ni pestañeas siquiera, ni un pequeño amago de mover los labios, nada.

Pero lo peor es que me has alejado de todo y todos, cada persona que conocía, cada actividad que me divertía los has reducido a la nada únicamente para encerrarme en mí mismo y así, apoderarte de mí. Sabía lo que pretendías desde el día que llamaste a mi puerta, pero poco a poco fui dejando que entraras en mí. No pretendía llegar a este punto, simplemente quería tu compañía, no la del resto y no me importaban las consecuencias. Sé que estoy pagando por ello y que me queda toda la vida para pagar mi error. Lo único que te pido es que no me acompañes a estar solo.

A partir de ahora intentaré comenzar un nuevo camino sin ti, con todos. Te abandono por siempre. Espero sinceramente que no encuentres nuevas víctimas a las que acompañar.
Saludos y hasta nunca.

1 comentario:

maria varu dijo...

Hermosa carta, bella descripción de esa amiga en común. Me uno a toda tu expresividad.
Saludos